Seguidores

miércoles, 22 de agosto de 2012

DISCURSO NARRATIVO.




http://cuentosdeterrorcortos.blogspot.com/



MUERTOS EN UN HOSPITAL.

A Germán lo intimidaban bastante los hospitales y nunca había visto un muerto. Atravesó la ciudad en su coche. Pasaban las doce de la noche. Una llovizna cerrada formaba hilos de agua que corrían contra la vereda, y los pocos peatones que circulaban iban corriendo, andando bajo un paraguas, o pasaban con la capucha de los impermeables cubriéndoles el rostro con su sombra.

 Estacionó cerca del hospital y fue corriendo hasta la puerta de éste, respiró hondo y la abrió.

El olor a líquidos antisépticos lo hizo quedar más nervioso al entrar. Germán cruzó por una sala de espera que se encontraba vacía, siguió por un corredor silencioso todo pintado de blanco, que era tan largo que el final se veía pequeño. En el corredor había algunas puertas, y de una de ellas salió de pronto una enfermera. Mientras la enfermera salía, Germán alcanzó a ver hacia adentro, y era una habitación larga con dos hileras de camas, y sobre una de ellas había una persona con el rostro completamente desfigurado, que por un instante posó su mirada en la de él. Había cruzado por la sala de quemados.

Al doblar en otro corredor, se detuvo frente a una ventanilla cuyo cartel indicaba que era la farmacia.

Su esposa le había indicado dónde estaba la morgue, pero no lo recordaba bien, así que preguntó:

- Buenas noches. La morgue, ¿en qué lado se encuentra?
- Hacia aquel lado, señor. Siga y después doble hacia la derecha - le respondió la mujer que estaba tras la ventanilla.
- Gracias.
Siguió por donde le dijo la mujer. Cerca de la morgue, había dos personas sentadas en un banco. Una era una señora gorda que tenía el vientre abultado y la cara colorada; y a su lado se encontraba un señor cuyo rostro estaba renegrido, como amoratado.
Al pasar frente a ellos Germán saludó inclinando la cabeza, y apenas le salió un débil “hola“. Ellos lo miraron pero no dijeron nada, sólo sonrieron. Golpeó la puerta de la morgue, se escucharon unos pasos y unas voces, después un doctor que usaba un tapaboca asomó la cabeza.

- ¿Qué desea? - preguntó el doctor.

- Vengo a identificar el cadáver de un conocido. La policía me avisó y…

- Ah sí, espere ahí un momento que ya lo atendemos.

Mientras esperaba, la señora de rostro colorado y el señor de rostro renegrido lo observaron
Cuando lo hicieron entrar, mientras pasaba frente a una hilera de muertos, vio algo que lo sorprendió y aterró al mismo tiempo. Entre la fila de muertos estaban el señor y la señora del corredor; había visto sus apariciones. Cuando salió de la morgue ya no estaban.




No hay comentarios:

Publicar un comentario